martes, 22 de diciembre de 2009

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La ducha es un chorro de favorables iones negativos


El chorro de la ducha es una fuente de iones negativos. Este efecto lo descubrió por primera vez Philipp Eduard Anton von Lenard, un extraordinario físico húngaro galardonado con el premio Nóbel en 1905.

Los iones negativos también se pueden obtener por procedimientos artificiales mediante aparatos llamados ionizadotes que aprovechando el efecto corona en un par de conductores eléctricos próximos son capaces de provocar un arco eléctrico que ioniza el aire a su alrededor, este efecto se denomina en física “efecto corona”.

La generación de los iones negativos se consigue, en la ducha, micronizando el agua. Es decir, haciéndola pasar por un tamiz con un diámetro de poro muy pequeño.

Los efectos de las partículas cargadas negativamente (iones negativos) son muy numerosos, a titulo de ejemplo mencionaremos unos cuantos: Despeja la mente, facilita la relajación, mejora las enfermedades respiratorias, aumenta la capacidad de reacción visual, hace disminuir los lípidos y el colesterol, disminuye la agresividad y la ansiedad, regula la tensión arterial, tiene efectos analgésicos, reduce las alergias, facilita la recuperación de la memoria, mejora el aparato digestivo, limpia el aire de bacterias, humo, polen y polvo. Un efecto comprobado es la reducción de la hormona llamada serotonina, también llamada por los médicos “la hormona del stress”.

Es preciso que se sepa que el uso de ionizadores mal diseñados o no homologados puede ser peligroso para la salud ya que se puede producir un exceso de ozono y óxido nitrosos que son sustancias tóxicas y pueden provocar dificultades respiratorias.

En las horas anteriores a una tormenta en el aire predominan los iones positivos, inquietando a los animales, especialmente a los insectos. Cuando ha pasado la tormenta, en el aire predominan los iones negativos, por lo que se percibe una sensación de bienestar y calma.

El estudio de los iones y sus efectos en la salud ha sido recogido por la antigua medicina oriental, de tal forma que en los mapas corporales de los sabios médicos orientales figuran los puntos de acumulación de cargas positivas y negativas y de este conocimiento derivan técnicas como la acupuntura o los propios masajes corporales. El propio Albert Einstein dijo que las propiedades curativas del aire de la montaña de Davos eran debidas a la electricidad que albergaba.